lunes, 26 de septiembre de 2011

LOS FRUTOS DEBIDOS

LECTIO DIVINA (02-10-2011)

Mateo 21, 33-43

“Escuchad otra parábola: El dueño de una finca plantó una viña, le puso una cerca, construyó un lagar y levantó una torre para vigilarla. Luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, mandó unos criados a recibir de los labradores la parte de la cosecha que le correspondía. Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. El dueño envió otros criados, en mayor número que al principio; pero los labradores los trataron a todos del mismo modo.  “Por último mandó a su propio hijo, pensando: “Sin duda, respetarán a mi hijo.”

Pero cuando vieron al hijo, los labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero; matémoslo y nos quedaremos con la viña.” Así que le echaron mano, lo sacaron de la viña y lo mataron.

 “Pues bien, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué creéis que hará con aquellos labradores?”

Le contestaron:

–Matará sin compasión a esos malvados y dará la viña a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde.
Jesús les dijo:

–¿Nunca habéis leído lo que dicen las Escrituras?:
“La piedra que despreciaron los constructores
es ahora la piedra principal.
Esto lo ha hecho el Señor
y nosotros estamos maravillados.”

“Por eso os digo que a vosotros se os quitará el reino, y se le dará a un pueblo que produzca los frutos debidos.

Otras Lecturas: Isaías 5, 1-7; Salmo 80, 8, 11-15, 18-19; Filipenses 4, 6-9
LECTIO
Nos encontramos en los días que median entre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y su crucifixión. Jesús narra esta parábola mientras enseña en el templo.

La metáfora  del pueblo de Israel como viña de Dios tenía que resultarles familiar a sus oyentes. Son sumamente sorprendentes los paralelos existentes con la lectura de Isaías 5, 1-7 utilizada en la liturgia de hoy. Dios planta con todo esmero la viña y espera que dé fruto, pero todo lo que produce son agrazones. Isaías fue uno de los muchos profetas enviados por Dios para advertir al pueblo que, o se arrepentía y se convertía a Dios, o tendría que enfrentarse al juicio.

Jesús hace todavía más explícito el significado de esta parábola e incorpora añadiduras muy significativas.

La viña se les confía a unos arrendatarios para que la cuiden. Llegada la época de la vendimia, el propietario envía a unos siervos suyos para recoger su parte. Los labradores no atienden a los criados, sino que apalean a unos y matan a otros. Por último, el dueño envía a su propio hijo confinado en que al menos a él le respetarán. Pero los arrendatarios también matan al hijo, pensando que de esa manera podrán hacerse con la viña.

Antes de revelar el significado de la parábola, Jesús le pregunta a la gente qué debería hacer el propietario con los labradores. Sin darse cuenta de que están pronunciando su propia sentencia, la gente responde: “dará la viña a otros labradores” (versículo 41). Después de haber provocado la indignación de la gente contra el proceder de los arrendatarios, Jesús pone de manifiesto el aguijón que oculta la parábola: ¡ellos son los arrendatarios! (versículo 41). Se les aplicará la sentencia que ellos mismos han dictado. La viña (el reino de Dios) le será entregada “a un pueblo que produzca los frutos debidos”.

La añadidura más significativa que introduce Jesús es el hecho de identificarse con el hijo del propietario. Y lo hace citando de manera indirecta el Salmo 118. Se trata de otra oportunidad de conversión que se les ofrece a los dirigentes judíos, pero la rechazan y siguen adelante para dar pleno cumplimento a la parábola al empeñarse en dar muerte a Jesús.
MEDITATIO
Esta parábola era una advertencia dirigida a los dirigentes judíos, pero ¿qué lecciones podemos sacar nosotros de cara a nuestra vida actual?
Considera el significado del Salmo 118, 22-23. Al rechazar a Jesús las autoridades judías rechazaron al más importante de sus profetas. Rechazaron al Hijo de Dios,  a su Mesías y Salvador. ¿Corremos también nosotros el peligro de rechazar la autoridad de Jesús en nuestras vidas?
¿Cuál es el “fruto debido” que espera Jesús de sus seguidores de hoy día?
¿Qué podemos aprender de Isaías 5, 7 respecto al tipo de comportamiento que Dios espera de su pueblo?
ORATIO
Responde a Dios en la oración. Pídele que te muestre cómo vivir una vida que dé más fruto para él.
CONTEMPLATIO
Medita sobre Jesús como piedra angular, la piedra más importante de todas. ¿Es él la piedra angular de tu vida? ¿Ocupa el puesto de mayor honor?

Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España


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