lunes, 24 de octubre de 2011

EL QUE SE HUMILLA...

LECTIO DIVINA (30-10-2011)

Mateo 23, 1-12

Después de esto, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: “Los maestros de la ley y los fariseos son los encargados de interpretar la ley de Moisés. Por lo tanto, obedecedlos y haced todo lo que os digan. Pero no sigáis su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra. Atan cargas pesadas, imposibles de soportar, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar sobre la frente y en los brazos cajitas con textos de las Escrituras, y vestir ropas con grandes borlas. Desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros.

“Pero vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es vuestro Maestro. Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el que está en el cielo. Ni os hagáis llamar jefes, porque vuestro único Jefe es Cristo. El más grande entre vosotros debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.

Otras Lecturas: Malaquías 1, 14 - 22, 2, 8-10; Salmo 131; 1 Tesalonicenses 2, 7-9, 13
LECTIO
Mateo escribió su relato evangélico siguiendo el de Marcos e incluye prácticamente todo el material de éste. Pero también aporta muchas mas enseñanzas de Jesús. Dicho material propio está organizado en cinco libros o bloques, comenzando con el Sermón de la Montaña en los capítulos 5-7. Sigue, en el capítulo 10, el envío de los discípulos. Continúa con las parábolas del reino en el capítulo 13, y la doctrina sobre la vida de la comunidad en el nuevo reino de Dios en el capítulo 18. La lectura de este domingo esta justo antes de la última sección, los capítulos 24-25, que se centran en la segunda venida y el juicio final.

Una parte fundamental de esta enseñanza abarca la denuncia de los dirigentes religiosos de Israel. Jesús los acusa de ser unos hipócritas. Sin lugar a dudas, son expertos en la Ley de Moisés, pero no llevan a la práctica lo que predican. Esto indigna a Jesús, porque imponen a la gente pesadas cargas pero no están dispuestos a “tocarlas ni siquiera con un dedo” (versículo 4) ni tampoco son capaces de cargar con ellas. Está actitud contrasta abiertamente con la de Jesús, que impone un yugo y una carga ligeros (Mateo 11, 30).

Tanto antes de este pasaje como después del mismo descubrimos que los pecados de los dirigentes son aún más graves por el hecho de que descuidan la enseñanzas de la ley que realmente importan, los mandamientos mayores (Mateo 22, 37-39), y la justicia, la misericordia y la fidelidad (Mateo 23, 23).

Por eso, a la vez que Jesús recomienda a la gente que cumplan la ley, les aconseja que no imiten el estilo de vida de sus dirigentes religiosos. En vez de servir a Dios y a su pueblo, los responsables se han vuelto interesados, rebosan orgullo y andan obsesionados con su propia importancia y su posición en la sociedad.

El espíritu de servicio y la humildad, de los que dio muestra Jesús lavándoles los pies a los discípulos (Juan 13), son el modelo para la comunidad del reino de Jesús. Como cristianos debemos volver nuestra mirada hacia Jesús como maestro, dirigente y Mesías. Y también debemos ver a Dios como nuestro padre celestial. En el reino de Dios, la grandeza se encuentra en el servicio humilde.
MEDITATIO
Si no ocupas un puesto de responsabilidad en tu comunidad eclesial, puede resultarte fácil pensar que este pasaje no se te aplica a ti. Sin embargo, también tiene mucho que ver con la actitud y el comportamiento de los cristianos “de a pie”.  Dedica algo de tiempo a meditar esas palabras.
¿Cómo puedes fomentar en ti la actitud humilde de un siervo?
¿Qué clase de dirigentes espera Jesús para su iglesia?
ORATIO
Los responsables de la iglesia cargan ante Dios con la responsabilidad de atender espiritualmente a su pueblo. Ora por tus dirigentes. Pídele a Dios que los proteja y los haga fuertes.

Pídele a Dios que te ayude a enfrentarte con las parcelas de orgullo que hay en tu propia vida.
CONTEMPLATIO
Reflexiona sobre estos versos del Salmo 131:

“Señor, mi corazón no es ambicioso
ni mis ojos altaneros,
ni voy tras cosas grandes y extraordinarias
que están fura de mi alcance.
Al contrario, estoy callado y tranquilo,
como un niño recién amamantado
que está en brazos de su madre.
¡Soy como un niño recién amamantado!
Israel, espera en el Señor ahora y siempre.

Lectio Divina de la Sociedad Bíblica España

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