sábado, 25 de febrero de 2012

Bendición

Bendice, Señor, a los que tienen comprensión de mis pasos vacilantes y mis manos temblorosas.

Bendice a los que saben que hoy mis oídos van a sufrir para entender a otros.

Bendice a los que apartan los ojos, como si no lo vieran, cuando se me cae el café del desayuno.

Bendice a los que nunca me dicen: “Es la segunda vez que hoy cuentas lo mismo”.

Bendice a los que tienen el don de hacerme evocar los días felices de otros tiempos.

Bendice a los que hacen de mí un ser amado, respetado y no abandonado.

Bendice a los que adivinan que no sé ya cómo encontrar fuerzas para llevar mi cruz.

Bendice a los que endulzan con su amor los días que me quedan de vida, en este viaje a la casa del Padre.

(Ester M. Walker)


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