jueves, 30 de agosto de 2012

Ataduras

Por Enrique Martínez Lozano
Mc 07, 01-23
Había una vez un monasterio en el que se respetaba el silencio escrupulosamente. Pero cada día, justo a las seis de la tarde, cuando los monjes iniciaban el rezo de Vísperas, aparecía un gato por la puerta de la iglesia, maullando fuertemente.
Ante la insistencia e intensidad de los maullidos, el abad tomó una decisión: pidió a un hermano que, de seis a siete de la tarde, atara al gato en un pilar que había a la entrada del monasterio, lejos de la capilla donde ellos rezaban. Y así lo hacía el hermano cada tarde.
Pero pasó el tiempo. El abad falleció y vino a sustituirle un monje de otro convento lejano, que pronto advirtió lo que cada tarde se hacía con el gato.
Meses después falleció el gato. Inmediatamente, el nuevo abad llamó al hermano y le dijo: "Compre cuanto antes otro gato para atarlo cada tarde de seis a siete en la columna de la entrada".
Este antiguo cuento muestra una tendencia bastante habitual en el comportamiento humano. Empezamos haciendo algo porque resulta útil, pero pronto absolutizamos esa acción, convirtiéndola en un rito al que atribuimos valor por sí mismo, al margen de su utilidad.
Cuando eso se produce, pareciera como si el único motivo para mantener una acción o un comportamiento fuera que "siempre se ha hecho así".
Si, además, a ese comportamiento se le ha otorgado un carácter "religioso", se añade otra razón poderosa para perpetuarlo. Y si, finalmente, la autoridad se arroga el poder de controlarlo y de vigilar su cumplimiento, tenemos todos los ingredientes, tanto para el inmovilismo como para situar la acción prescrita por encima incluso del valor o del bien de la persona.
Todo esto queda de manifiesto en el relato evangélico que leemos hoy. Los fariseos y doctores de la ley vigilaban rigurosamente el cumplimiento de las normas rituales; entre ellas, la de lavarse las manos antes de comer.
Probablemente, tal norma hubiera nacido como una medida de prevención higiénica. El error se produce cuando se absolutiza y se termina declarando "impuras" (religiosamente) a las personas que la incumplen.
De ese modo, lo que podía ser una prescripción saludable –también hoy los padres recuerdan a sus hijos la necesidad de lavarse las manos antes de comer- se terminó convirtiendo en un arma de poder y en un pretexto gravemente discriminatorio.
Pretextos de ese tipo se han utilizado (se utilizan) con frecuencia en la sociedad para estigmatizar a determinadas personas y colectivos. Y la autoridad, religiosa o civil, se ha convertido en "policía de las conciencias", acusando, condenando o incluso eliminando a quienes se salían de la norma prescrita.
Cuando todo eso se producía en el ámbito de la religión, la autoridad apelaba rápidamente al mandamiento divino, para otorgar mayor fuerza a sus pretensiones. En este caso, debía actuarse de una determinada manera, no solo porque "siempre se ha hecho así", sino porque "Dios lo ordena".
De este modo, la autoridad religiosa hacía a Dios cómplice de su propia actitud, con dos graves consecuencias. Por un lado, se estimulaba una actitud típicamente farisea, inflando el orgullo de los observantes de la norma. Por otro, generaba ateísmo en aquellas mentes lúcidas que se negaban a tomar como absoluta una norma que en ningún caso lo era.
De hecho, cada vez que la autoridad invoca el nombre de Dios para justificar sus decisiones, propias o recibidas, no hace sino "tomar el nombre de Dios en vano", reduciendo el Misterio a un ídolo, superpolicía moral del universo, que no puede sino provocar rechazo. No es extraño que el recurso fácil a la "voluntad de Dios" haya sido visto como "el asilo de la ignorancia" (B. Spinoza, Ética I, Apéndice, Alianza editorial, Madrid 2011, p.114) y "del antropomorfismo" (A. Comte-Sponville, El alma del ateísmo, Paidós, Barcelona 2006, p.115).
Una vez más, frente a las trampas de la religión, la actitud de Jesús es inequívoca. Hasta el punto que cuesta entender cómo hay personas que profesan ser seguidores suyos y siguen absolutizando normas, ritos, creencias..., por encima del bien de las personas, a las que no dudan en anatematizar y descalificar del modo más furibundo.
Las palabras de Jesús –que toma de Isaías, otro gran profeta de su pueblo- apuntan directamente hacia el corazón: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos".
Tales palabras parece que tendrían que convertirse, para la persona religiosa, en un interrogante siempre actual: ¿Dónde creo encontrar a Dios? ¿En las normas, en los ritos, en las creencias... o en el corazón? Es indudable que el comportamiento personal será radicalmente distinto, si hemos identificado a Dios con nuestras creencias o si lo experimentamos en lo profundo de nuestro ser. En el primer caso, habrá fanatismo; en el segundo, respeto y amor.
La tendencia humana a absolutizar las palabras que empleamos suele jugarnos muy malas pasadas. Así, suele darse el caso de que basta que una persona nombre a "Dios", para creer que ya actúa desde Él. Se ha sustituido la experiencia personal –siempre transformante- por un sonido verbal que, en no pocos casos, no es sino un "flatus vocis", pura palabra vacía.
"Nadie se emborracha con la palabra vino", nos han repetido los místicos sufíes. Y nadie se transforma por el hecho de repetir constantemente la palabra "dios".
Lo decisivo, como recordaba Jesús, es el "lugar" donde vivimos a Dios; es decir, la experiencia inmediata y directa de percibirnos en conexión con el Misterio que habita todos los seres y que, por eso mismo, se es capaz de reconocerlo en cada uno de ellos, tal como se reconoce en uno mismo.

Cristianos de vida

Por Vicente Martínez
Así como hay Maestros de Ley y Maestros de Vida hay, consecuentemente, discípulos de unos y de otros. Pero ninguno de ellos –maestros y discípulos- lo serán en plenitud si no entrañan simultáneamente ley y vida: doctrina sin práctica es música sin sonido, y práctica sin doctrina es sonido sin música.
Los de Ley son cartas de navegación necesarias para una singladura correcta, y los de Vida son rutas navegadas. Todo navío cargado de espiritualidad precisa de unas y de otras –rutas y cartas- para alcanzar con éxito el sentido de su existencia. De modo particular cuando sabemos que lo único de que disponemos mientras existimos es el viaje. La vida ha sido de siempre relacionada de forma arquetípica con el concepto de viaje: la mitología, el arte, la mística...etc, así lo testimonian.
Referidas a nuestro "existir-en Dios" ley y vida son complementarias y, en consecuencia, ambas necesarias. Si, en cambio, nos referimos a "ser-en-Dios" toda ley sobra. Willigis Jäger es concluyente a este respecto cuando afirma en Sabiduría eterna que "la realización concreta de la vida es la verdadera religión. Dios quiere ser vivido, no venerado".
En Mt 5, 16 Jesús dijo: "Así brille vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". El Evangelio repite con relativa frecuencia el dicho "por sus obras los conoceréis", proporcionándonos con ello un criterio para distinguir los verdaderos profetas -y también los verdaderos cristianos- de los falsos: "¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?"
Cristiano de vida es aquel que en las Olimpiadas de la Existencia despliega con habilidad y empeño todo lo que de Jesús lleva consigo. Y con tanto compromiso con el mundo, que la distinción entre aquél y éste se desvanece hasta hacerse uno con todas las cosas: un "inter-siendo" con cuanto en el universo existe.
El monje budista místico de nuestros días, muy afecto al cristianismo, alude a la leyenda donde se cuenta que san Francisco le grita a un almendro en lo más crudo del invierno: "¡Háblame de Dios!", y el almendro florece de repente, se torna vivo. La postdata del místico es contundente: "No hay otra forma de ser testimonio de Dios si no es en lo viviente".
Lo evidencia igualmente este otro relato biográfico de quien es considerado en la tradición cristiana el más fiel discípulo de Jesús porque, como él, toda su misión consistió en enseñar con la vida.
Un día el Poverello d'Assisi invitó a uno de sus frailecillos a que le acompañara a predicar a la ciudad. Recorrieron sus calles saludando afectuosamente a cuantos encontraban. De vez en cuando se detenían para acariciar a un niño, prestar ayuda a una señora que venía del mercado, confortar a un anciano.
Después de un par de horas, Francesco le indicó a su acompañante que era el momento de volver al convento.
— ¿Pero no vinimos a predicar?, preguntó el fraile extrañado.
— Lo hemos estado haciendo desde que llegamos, le respondió el de Asís con su habitual dulzura. ¿Acaso no te percataste cómo la gente observaba nuestra alegría y se sentía feliz y consolada con nuestros saludos y sonrisas?
Los cristianos de vida, aparte de vivir lo que predican, son como una rosa de los vientos desde cuyo centro de sí mismos irradian posibilidades de desarrollo en todas direcciones. Su principal tarea es lo que en el mundo empresarial se ha llamado empowerment –empoderamiento o apoderamiento- que se refiere al proceso por el cual los individuos y las comunidades incrementan sus capacidades para impulsar cambios positivos de las situaciones en que viven.
El Perpetuum Mobile de esta energía vital que impulsa y transforma es el bíblico Espíritu Santo: versión teológica de "espíritu, hálito, respiración...VIDA", eternamente presente en cuanto es y existe. Y todo esto sin olvidar jamás que nadie es dueño del Espíritu.
PARÁBOLA DEL REINO DE DIOS
Estaba Jesús sentado en las orillas del siglo XXI y todas las naciones reunidas en su presencia ansiosas de conocer los criterios que facilitaban la entrada en el Reino de los Cielos. Para que lo entendieran bien se lo explicó en parábola diciendo que el Hijo del Hombre, sentado en su trono, dirá a los que están a su derecha: Venid benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros (...) porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, peregriné y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y me vinisteis a ver. Y al preguntarle extrañados cuándo habían hecho eso con él, el Hijo del Hombre les respondió:
Cuando toda mi familia estaba en paro y repartisteis conmigo vuestros bienes, emigrante de patera en desamparo me acogisteis en vuestros albergues y comedores de auxilio, tenía sida y me visitasteis, preso y vinisteis a verme, me acerqué a vuestra mesa eucarística y compartisteis con todos el pan sagrado sin discriminación de nadie por razones de fe, sexo o estado.
Cuando os hicisteis emprendedores y creasteis puestos de trabajo, me visteis hurgando en los contenedores de las Grandes Superficies y me dirigisteis una mirada compasiva, me sentía económicamente oprimido y me concedisteis una hipoteca sin usura.
Cuando ya jubilados, en lugar de darme la vara con vuestros achaques, me acompañabais en los de los otros; cuando iba yo renqueando por la acera y desacelerasteis vuestro paso para no ofender el mío; cuando prestasteis auxilio en carretera al joven que estrelló su moto contra las vallas y llamasteis al 112 para que le socorrieran.
Cuando decidisteis alumbrar a vuestro hijo diagnosticado con síndrome de Down, a mi me alumbrasteis.
En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis.

domingo, 26 de agosto de 2012

La queja de Dios

(Comentario a Mc. 7, 1-8.14-15.21-23)
Un grupo de fariseos de Galilea se acerca a Jesús en actitud crítica. No vienen solos. Los acompañan algunos escribas, venidos de Jerusalén, preocupados sin duda por defender la ortodoxia de los sencillos campesinos de las aldeas. La actuación de Jesús es peligrosa. Conviene corregirla.
Han observado que, en algunos aspectos, sus discípulos no siguen la tradición de los mayores. Aunque hablan del comportamiento de los discípulos, su pregunta se dirige a Jesús, pues saben que es él quien les ha enseñado a vivir con aquella libertad sorprendente. ¿Por qué?
Jesús les responde con unas palabras del profeta Isaías que iluminan muy bien su mensaje y su actuación. Estas palabras con las que Jesús se identifica totalmente hemos de escucharlas con atención, pues tocan algo muy fundamental de nuestra religión. Según el profeta, esta es la  queja Dios.
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. Este es siempre el riesgo de toda religión: dar culto a Dios con los labios, repitiendo fórmulas, recitando salmos, pronunciando palabras hermosas, mientras nuestro corazón “está lejos de él”. Sin embargo, el culto que agrada a Dios nace del corazón, de la adhesión interior, de ese centro íntimo de la persona de donde nacen nuestras decisiones y proyectos.
“El culto que me dan está vacío”. Cuando nuestro corazón está lejos de Dios, nuestro culto queda sin contenido. Le falta la vida, la escucha sincera de la Palabra de Dios, el amor al hermano. La religión se convierte en algo exterior que se practica por costumbre, pero donde faltan los frutos de una vida fiel a Dios.
“La doctrina que enseñan son preceptos humanos”. En toda religión hay tradiciones que son “humanas”. Normas, costumbrdevociones que han nacido para vivir la religiosidad en una determinada cultura. Pueden hacer mucho bien. Pero hacen mucho daño cuando nos distraen y alejan de la Palabra de Dios. Nunca han de tener la primacía.
Al terminar la cita del profeta Isaías, Jesús resume su pensamiento con unas palabras muy graves: “Dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres”. Cuando nos aferramos ciegamente a tradiciones humanas, corremos el riesgo de olvidar el mandato del amor y desviarnos del seguimiento a Jesús, Palabra encarnada de Dios. En la religión cristiana lo primero es siempre Jesús y su llamada al amor. Solo después vienen nuestras tradiciones humanas por muy importantes que nos puedan parecer. No hemos de olvidar nunca lo esencial.
José Antonio Pagola

lunes, 20 de agosto de 2012

Pregunta decisiva

(Reflexión a Juan 6, 60-69)
El evangelio de Juan ha conservado el recuerdo de una fuerte crisis entre los seguidores de Jesús. No tenemos apenas datos. Solo se nos dice que a los discípulos les resulta duro su modo de hablar. Probablemente les parece excesiva la adhesión que reclama de ellos. En un determinado momento, "muchos discípulos suyos se echaron atrás". Ya no caminaban con él.
Por primera vez experimenta Jesús que sus palabras no tienen la fuerza deseada. Sin embargo, no las retira sino que se reafirma más: "Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen". Sus palabras parecen duras pero transmiten vida, hacen vivir pues contienen Espíritu de Dios.
Jesús no pierde la paz. No le inquieta el fracaso. Dirigiéndose a los Doce les hace la pregunta decisiva: "¿También vosotros queréis marcharos?". No los quiere retener por la fuerza. Les deja la libertad de decidir. Sus discípulos no han de ser siervos sino amigos. Si quieren puede volver a sus casas.
Una vez más Pedro responde en nombre de todos. Su respuesta es ejemplar. Sincera, humilde, sensata, propia de un discípulo que conoce a Jesús lo suficiente como para no abandonarlo. Su actitud puede todavía hoy ayudar a quienes con fe vacilante se plantean prescindir de toda fe.
"Señor, ¿a quién vamos a acudir?". No tiene sentido abandonar a Jesús de cualquier manera, sin haber encontrado un maestro mejor y más convincente: Si no siguen a Jesús se quedarán sin saber a quién seguir. No se han de precipitar. No es bueno quedarse sin luz ni guía en la vida.
Pedro es realista. ¿Es bueno abandonar a Jesús sin haber encontrado una esperanza más convincente y atractiva? ¿Basta sustituirlo por un estilo de vida rebajada, sin apenas metas ni horizonte? ¿Es mejor vivir sin preguntas, planteamientos ni búsqueda de ninguna clase?
Hay algo que Pedro no olvida: "Tú tienes palabras de vida eterna". Siente que las palabras de Jesús no son palabras vacías ni engañosas. Junto a él han descubierto la vida de otra manera. Su mensaje les ha abierto a la vida eterna. ¿Con qué podrían sustituir el Evangelio de Jesús? ¿Dónde podrán encontrar una Noticia mejor de Dios?
Pedro recuerda, por último, la experiencia fundamental. Al convivir con Jesús han descubierto que viene del misterio de Dios. Desde lejos, a distancia, desde la indiferencia o el desinterés no se puede reconocer el misterio que se encierra en Jesús. Los Doce lo han tratado de cerca. Por eso pueden decir: "Nosotros creemos y sabemos". Seguirán junto a Jesús.
José Antonio Pagola

jueves, 16 de agosto de 2012

Encuestas


Por Gabriel Mª Otalora
Una encuesta es un termómetro que indica tendencias. Cuanto más acusadas, menos margen de error y mejor reflejan la realidad. Por eso en la última medición anual de confianza ciudadana, es decir, del nivel de confianza que transmiten a la ciudadanía las instituciones y los grupos más significativos, los resultados cantan por sí solos.
En los resultados recogidos por la empresa Metroscopia, las principales instituciones democráticas salen mal valoradas: entre las ocho peores, se encuentran el Tribunal Supremo, los ayuntamientos, los sindicatos, el gobierno del Estado, el parlamento y en último lugar, los partidos políticos. Si alguien echa en falta a los bancos, no se apure: ocupan la segunda plaza como peor valorados. Lo más preocupante es que tanto el parlamento, los bancos y los partidos políticos también compartieron el pasado año el deshonor de estar en el pozo de la clasificación por la desconfianza que ya entonces transmitían.
Los obispos deberían leer un poco más sobre liderazgo cuando reflexionen sobre la parábola del buen pastor. Como afirma el consultor Juanma Roca, lo llamaron liderar pero se equivocaron por completo. Liderar es solo la consecuencia —y verdadero efecto— del servir.
Por arriba, repiten médicos y científicos como los más valorados y se ha encaramado hasta la cuarta posición el grupo de las pymes, quizá porque son vistas como el saco de los golpes de unos y otros a pesar de ser las que mantienen el grueso de la economía productiva.
En cuanto a las ONG´s, reciben un 79% de valoración positiva. Cabe destacar a Cáritas, la principal obra social de la Iglesia católica, porque asciende al octavo lugar con un 75% de aprobación social, mientras que la Iglesia católica como institución suspende claramente (58% de desconfianza), y los curas de parroquia aprueban con casi un 50% de confianza. En el fondo del saco aparecen los obispos, los cuartos por la cola, con un inapelable 76% de personas a las que les generan desconfianza.
La conclusión parece clara: cuanto más cerca de la gente y más sensación de servicio, mayor percepción de confianza cala entre la población. Cuanto más signos se evidencian de apoyo y cercanía al más necesitado y desvalido, mejor valoración; y viceversa, señores obispos. Que por algo ustedes tradicionalmente están a la cola de la consideración y el reconocimiento del servicio prestado, igual que Cáritas lo está a la cabeza. ¿Quién parece que vive mejor el espíritu evangélico? ¿Quién da mejor testimonio del Reino de Dios y del Dios de la misericordia?
En cualquier empresa de fuste, estas diferencias entre la jerarquía eclesial y Cáritas darían pie a una reflexión en profundidad, máxime cuando resulta recurrente la mala imagen institucional de la Iglesia frente a la que tiene su ala más cercana a las prácticas que señala el evangelio.
Los obispos deberían leer un poco más sobre liderazgo cuando reflexionen sobre la parábola del buen pastor. Como afirma el consultor Juanma Roca, lo llamaron liderar pero se equivocaron por completo. Liderar es solo la consecuencia —y verdadero efecto— del servir. Plantéate el servicio como tu misión y vencerás. Porque has servido vences, y no al revés. El auténtico líder no ama al liderazgo sino a las personas; no reside en el poder (potestas) sino en la esencia del liderazgo, en la persona, en la parte humana del líder como persona (auctoritas).
La verdad del liderazgo es la persona, no la idea; ni tampoco la institución es más importante que el mensaje y su praxis. Una vez más, no falla el axioma de que por sus hechos les conoceréis. Y quien lo afirmó, se supone que es Alguien mucho más relevante para los obispos que Metroscopia o Juanma Roca.
Pero la sensación que tengo desde hace tiempo, me la ratifica esta encuesta, y es que la Iglesia católica como institución es mucho más importante para sus dirigentes que el mensaje evangélico y su praxis, lo cual eclipsa las mejores obras de millones de cristianos, que se esfuerzan en compartir la Buena Noticia. Lo dicho, falta una reflexión en profundidad... y en humildad.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Se rueda “Descalzo sobre la tierra roja” sobre Pedro Casaldáliga

Escribano: “Algo así como un 'western' con fuerte carga espiritual”
Coproducción hispano-brasileña, con Televisió de Catalunya (TV3), Televisión Española (TVE), TV Brasil
periodistadigital.com
Casaldáliga tuvo “un verdadero pulso religioso” con Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI y entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
La liturgia solidaria del obispo español Pedro Casaldáliga, que durante décadas fue en Brasil la voz de los indios, los sin tierra y los más pobres, llegará a la televisión convertida en serie por su compatriota Francesc Escribano.
“Es la historia de alguien que vino para tratar de convertir a la gente y que acabó convertido a la tierra”, declaró a Efe Escribano, quien filma la serie “Descalzo sobre la tierra roja”, que se basa en un libro testimonial del mismo nombre que él escribió sobre la vida del obispo que llegó al Brasil más profundo en 1968 para quedarse.
El rodaje se lleva a cabo en Sao Félix do Araguaia, un humilde poblado del interior del estado de Mato Grosso, donde Casaldáliga aún reside, con 84 años de edad y lúcido pese al mal de Parkinson que padece desde hace tiempo.
En ese mismo lugar, Escribano conoció a Pere Casaldáliga en 1984, cuando le hizo la primera de las entrevistas que luego dio lugar a “Descalzo sobre la tierra roja”, el libro que publicó en 2002.
Tanto ese libro como el “documental-ficción” que filma ahora son para el periodista español “algo así como un 'western' con fuerte carga espiritual”, que describe el duro paisaje humano que encontró Casaldáliga cuando llegó a Sao Félix do Araguaia.
“Esta parte del Mato Grosso  era en 1968 una región dejada de la mano de Dios, extremadamente violenta, y con los indios en una lucha feroz por sus tierras con terratenientes que no perdonaban”, indicó Escribano por teléfono desde esa ciudad.
La historia que se lleva ahora a la televisión retrata esa lucha y la forma en que el obispo catalán se implicó en ella hasta abrazar la Teología de la Liberación, una corriente teológica nacida entre los movimientos de base de la Iglesia católica en Brasil y que luego se expandió por el resto de América Latina.
Por esa causa, Casaldáliga volvió a Europa en 1988, por primera vez desde que llegó a Mato Grosso.
Pero lo hizo porque “fue llamado a capítulo” por el Vaticano, dijo Escribano, quien explicó que esa ida a la Santa Sede es uno de los hilos conductores de la trama.
En esa oportunidad, además de tener una audiencia con el Papa Juan Pablo II, Casaldáliga tuvo “un verdadero pulso religioso” con Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI y entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que condenaba los principios “marxistas” que identificaba en la Teología de la Liberación.
Durante el rodaje de esta producción, que demandará ocho semanas en Sao Félix do Araguaia, Escribano dijo que “todo el pueblo” y el propio Casaldáliga pasan por “una auténtica revolución”, al revivir pasajes de su propia historia “que muchas veces no son los mejores”.
El obispo recibe casi a diario a parte del elenco y, según dijo Escribano, siempre les atiende con una misma frase que alude a su delicada salud: “Estoy vivo”.
El proyecto es una coproducción hispano-brasileña en la que participan Televisió de Catalunya (TV3), Televisión Española (TVE), TV Brasil y las productoras Minoría Absoluta y Raiz Produções.
La producción tendrá un coste cercano a los tres millones de euros, que han sido financiados en parte por empresas de ambos países, entre las que Escribano mencionó a las españolas Endesa y Mapfre y a la estatal brasileña Petrobras.
El rodaje cuenta con más de 1.200 figurantes de la propia zona de Sao Félix do Araguaia y en el papel de Casaldáliga trabaja el actor español Eduard Hernández.
“Trabajé ya en 25 ó 30 filmes, pero este es el personaje más especial, más importante que me ha tocado” y para el cual “necesité vaciarme para poder hacer a un Pedro limpio y asumir el compromiso que él ha tenido durante su propia historia”, dijo Hernández.
Una historia que, según Escribano, el “obispo de los pobres” hubiera querido escribir y reflejar de otra manera.
“Dijo que quería evitar el 'beneficio propio', que preferiría un filme sobre las causas y no sobre una persona concreta”, porque la historia de sus luchas “ha sido comunitaria”, explicó Escribano, quien confesó que sólo “a medias” ha podido complacer ese deseo. (RD/Efe)

 

Mario Iceta: "No es admisible que los más vulnerables sufran con mayor dureza la crisis"


El obispo de Bilbao denuncia “ciertas retribuciones moralmente escandalosas”

“Las necesarias reformas no pueden comprometer la garantía pública de servicios básicos”

El obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha querido aprovechar la fiesta de la Asunción para lanzar un sos en nombre de los empobrecidos, pedir responsabilidades a los causantes de la crisis económica y ofrecer algunas pistas de salida. En una valiente homilía de denuncia y anuncio, el prelado vasco asegura que “no es admisible que los más vulnerables sufran con mayor dureza la crisis”.
De entrada y, sin perderse en divagaciones, Mario Iceta se sitúa al lado de los que más sufren. “La mirada y el corazón de la diócesis quieren estar muy cerca de los que estáis sufriendo duramente estos tiempos de crisis”. Porque, como dice San Pablo, “si un hermano sufre, todos sufren con él”.
Pero no se queda el prelado de Bilbao en la mera cercanía y compasión. Apoyándose en la carta pastoral de Cuaresma y Pascua de los obispos vascos, titulada 'Una economía al servicio de la persona', señala con claridad las causas de la crisis: “La crisis antropológica, ética y cultural que subyace a la crisis financiera, la carencia de reglas y control adecuados, los comportamientos carentes de ética y responsabilidad, el distanciamiento entre la economía financiera y la real, la búsqueda de lucro desproporcionado, la especulación incontrolada, la codicia, la corrupción, el derroche, la falta de previsión, el descontrol y negligencia en muchas decisiones y en organismos de supervisión”.

Una dinámica social sin alma
Y de esos barros estos lodos. Porque el obispo señala, asimismo, las consecuencias más dramáticas de esa dinámica social, económica y cultural sin alma: los parados, los que se quedan sin protección social, los desahuciados y los emigrantes.
El desempleo es, a su juicio, “una de las consecuencias más dramáticas de la crisis: “Afecta a muchas familias, genera angustia y frustración y, sobre todo, es causa directa de exclusión social”. Ante esta lacra, pide la implicación de todos en la creación de empleo y que se pase “de la confrontación a la cooperación”, primando el principio del bien común por encima de todo.
Denuncia, a continuación, Mario Iceta  la falta de protección social a la que se ven sometidos los más desfavorecidos. Y asegura que “las necesarias reformas no pueden comprometer la garantía pública de servicios básicos para la cohesión y la justicia social, tales como formación y educación, sanidad, pensiones, asistencia a la ancianidad y a la discapacidad, y protección de los desempleados”
Para que sea posible el sostenimiento de las políticas sociales, Iceta apunta como necesarias: “Una fiscalidad justa, la persecución del fraude fiscal, la gestión honesta y transparente de los recursos públicos, así como el acceso y utilización responsable de estos recursos por parte de todos, evitando toda tentación de abuso o de fraude”.
También solicita que el gasto de las administraciones se ajuste a las necesidades reales y que las medidas de contención de gasto se apliquen de tal forma que “no sean causa de desprotección de los más desfavorecidos”.

“El dolor de perder el propio hogar”
En cuando a los desahuciados (“pocas situaciones hay más dolorosas que perder el propio hogar”), pide “encontrar caminos justos” para que las familias no pierdan la casa.
Y, para los inmigrantes, uno de los colectivos que más está sufriendo la crisis, Iceta pide que se busquen soluciones justas “a las situaciones de ilegalidad” y que se les sigan prestando “los servicios básicos que necesitan”.
Tras la denuncia de las situaciones concretas, Iceta apunta con el dedo a los temidos mercados. Y dice que “el mercado no es autorreferencial ni autosuficiente. El mercado sin ética se pervierte”. de ahí los “movimientos fuertemente especuladores” que deberían ser controlados.
Por último, apunta “al fortalecimiento moral de la sociedad”, para salir de la crisis. Y ese fortalecimiento pasa, según el prelado bilbaíno, por el pilar básico de la educación integral, de la que no debe quedar excluida “la dimensión trascendente y religiosa”.
Además, pide que cada cual concrete su compromiso para ayudar a los más necesitados. Eso sí, denuncia “ciertas retribuciones y prerrogativas, en ciertos casos vitalicias, resultan social y moralmente escandalosas y dañinas para la cohesión social, especialmente en instituciones que, de un modo u otro, reciben apoyo público”.
Porque, a su juicio, “los signos reales de austeridad y moderación son especialmente necesarios en la actual situación”. Y para conseguirlo todo, Mario Iceta pide a la Virgen que “nos haga sembradores de esperanza y apoyo eficaz”.

Alimentarnos de Jesús

(Reflexión a Jn. 6, 51-58)
Según el relato de Juan, una vez más los judíos, incapaces de ir más allá de lo físico y material, interrumpen a Jesús, escandalizados por el lenguaje agresivo que emplea: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Jesús no retira su afirmación sino que da a sus palabras un contenido más profundo.
El núcleo de su exposición nos permite adentrarnos en la experiencia que vivían las primeras comunidades cristianas al celebrar la eucaristía. Según Jesús, los discípulos no solo han de creer en él, sino que han de alimentarse y nutrir su vida de su misma persona. La eucaristía es una experiencia central en sus seguidores de Jesús.
Las palabras que siguen no hacen sino destacar su carácter fundamental e indispensable: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Si los discípulos no se alimentan de él, podrán hacer y decir muchas cosas, pero no han de olvidar sus palabras: "No tenéis vida en vosotros".
Para tener vida dentro de nosotros necesitamos alimentarnos de Jesús, nutrirnos de su aliento vital, interiorizar sus actitudes y sus criterios de vida. Este es el secreto y la fuerza de la eucaristía. Solo lo conocen aquellos que comulgan con él y se alimentan de su pasión por el Padre y de su amor a sus hijos.
 El lenguaje de Jesús es de gran fuerza expresiva. A quien sabe alimentarse de él, le hace esta promesa: "Ese habita en mí y yo en él". Quien se nutre de la eucaristía experimenta que su relación con Jesús no es algo externo. Jesús no es un modelo de vida que imitamos desde fuera. Alimenta nuestra vida desde dentro.
Esta experiencia de "habitar" en Jesús y dejar que Jesús "habite" en nosotros puede transformar de raíz nuestra fe. Ese intercambio mutuo, esta comunión estrecha, difícil de expresar con palabras, constituye la verdadera relación del discípulo con Jesús. Esto es seguirle sostenidos por su fuerza vital.
La vida que Jesús transmite a sus discípulos en la eucaristía es la que él mismo recibe del Padre que es Fuente inagotable de vida plena. Una vida que no se extingue con nuestra muerte biológica. Por eso se atreve Jesús a hacer esta promesa a los suyos: "El que come este pan vivirá para siempre".
Sin duda, el signo más grave de la crisis de la fe cristiana entre nosotros es el abandono tan generalizado de la eucaristía dominical. Para quien ama a Jesús es doloroso observar cómo la eucaristía va perdiendo su poder de atracción. Pero es más doloroso aún ver que desde la Iglesia asistimos a este hecho sin atrevernos a reaccionar. ¿Por qué?
José Antonio Pagola

viernes, 10 de agosto de 2012

Nicolás Castellanos: “No sé por qué la Iglesia española guarda silencio; es el momento de denunciar como los profetas”

“Soy cada día más feliz entregándome a los pobres”

“Aquí la corrupción impera exactamente igual, o peor que allí”

José Manuel Vidal, 08 de agosto de 2012

“Los directivos de Hombres Nuevos son bolivianos que estudiaron con las becas del proyecto”

Nicolás Castellanos, el obispo del proyecto boliviano 'Hombres Nuevos' viene casi todos los veranos a España: a concienciar a los ricos venidos a menos. En esta ocasión, ha encontrado un país triste, corrupto y desilusionado. Y una jerarquía eclesiástica que guarda silencio y no ejerce la denuncia profética. Él sigue su camino sin cansarse: “Soy cada día más feliz entregándome a los pobres”.
Don Nicolás, bienvenido. ¿Qué se explica en el manual de Hombres Nuevos? ¿En qué consiste?
Yo aquí vengo a mostrar la realidad empobrecida en la que estoy inmerso. La ONU, en mayo de este año, ha dado estos datos sobre Bolivia: Bolivia tiene 5 millones de pobres, 2 millones de niños pobres. El 27% de los bolivianos pasa hambre severa. Y 14.000 niños mueren por muertes evitables al año. Ante esa realidad, yo no puedo quedarme cruzado de brazos. Por eso vengo a mostrar y a compartir esos problemas con esas personas que tienen sensibilidad social y cristiana. Los problemas del Sur, que verdaderamente son angustiosos, son trágicos, son tremendos. Creo que por eso tenemos que unirnos y formar ese gran pacto social para que la pobreza deje de ser la ignominia de la humanidad.
¿O sea que usted viene todos los veranos para tocar las conciencias para que los creyentes sean solidarios y se involucren en la solución de la pobreza?
No solamente de los creyentes, sino de todo hombre o mujer que tenga conciencia humanitaria. Mucha gente dice: “En ese Dios, en esa Iglesia, en esas misiones... creemos también nosotros”.
¿Cuántos años lleva el proyecto Hombres Nuevos?
20 años. Además, es un proyecto netamente boliviano. Desde hace 8 años, el equipo directivo es todo boliviano. Fueron niños que crecieron con nosotros, les dimos beca para que fueran a la universidad, y cuando terminaron sus estudios vinieron y nos dijeron: “A mí gente de España que no me conocía me ayudó a que fuera un profesional, un licenciado en medicina, en ciencias de la educación, en filosofía... Yo ahora quiero ayudar a mi gente pobre de Bolivia”. Esos son los que dirigen hoy Hombres Nuevos. Además tenemos 25 voluntarios bolivianos también promocionados y educados por nosotros, que ahora están trabajando por su país.
De todo el proyecto, que es muy conocido y ha sido varias veces premiado, ¿de qué se siente usted más orgulloso?
Allí lo fundamental, en un país como Bolivia que tiene un millón de niños y niñas sin escuela, es la educación. Nosotros damos de comer, tenemos proyectos de salud, etc. Pero fundamentalmente creemos que para que un país salga de la pobreza y del subdesarrollo necesita escuela para todos, de cierta calidad y que eduque en valores. Por eso en el país hemos hecho más de 100 escuelas. Porque nos dimos cuenta de que la forma de salir de la pobreza en Bolivia es apostar por la educación. Nuestra tarea es lograr que no haya ningún niño ni niña bolivianos sin escuela. Y para darle calidad a esa educación necesitamos recursos: psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales... Y todo eso necesita dinero.
¿El proyecto se ha extendido por toda Bolivia?
Sí. Aunque nació en Santa Cruz de la Sierra, hoy día tenemos escuelas en todas las regiones. Antes, los bachilleres, a 5 mil metros de altura, tenían que ir andando 5 o 6 horas de ida y otras tantas de vuelta desde la escuela. Gracias a un empresario hicimos una escuela y un internado, y de esa manera pasan la semana, y el viernes vuelven a sus casas.
¿Sigue siendo tan feliz como cuando empezó?
Sí, igual. Yo fui muy feliz de obispo en Palencia, fui muy feliz de agustino, y ahora soy cada día más feliz entregándome a los pobres. El Señor te lo recompensa con generosidad.
Cuando usted presenta el proyecto aquí, ¿la gente rica responde? ¿Respondemos los que vivimos acomodadamente?
Sí, afortunadamente estoy muy satisfecho. Qué duda cabe de que, en justicia, el Norte tendría que dar mucho más al Sur. Sin embargo, y a pesar de la crisis, hay una respuesta. Lo público ha disminuido un 50%, pero lo privado ha aumentado un 50%. Gracias a eso seguimos adelante con el proyecto, con obras, con Casas de la Cultura, centros para ciegos... El colectivo de los ciegos en Bolivia nunca había tenido nada. Ahora, en colaboración con la ONCE, estamos equipando un edificio de tres plantas. También nos han prometido hacer alguna microempresa de informática o fisioterapia, para la que al parecer los ciegos tienen especial sensibilidad.
Siempre estamos atentos a la realidad, escuchando a la gente pobre, al pueblo. La providencia nunca falla: hemos construido iglesias en comunidades perdidas de la selva, hemos sido fieles a nuestra gente. La fidelidad a Dios pasa por la fidelidad a los hermanos y hermanas y a los pobres. Y también es muy importante que hay que ser tercamente perseverantes. No hay que cansarse.

No mantenemos diferencias doctrinales, sino sobre el gobierno de la Iglesia

Mil monjas de Estados Unidos celebran su asamblea
"Harán un proceso de discernimiento acerca de su respuesta al mandato del Vaticano"
periodistadigital.com, 09 de agosto de 2012
Apoyo a la LCWR
Cerca de mil religiosas de EE.UU., que piden no sólo la ordenación sacerdotal femenina, sino también una mayor tolerancia del Vaticano en temas como la homosexualidad y el aborto, se reúnen esta semana en St. Louis (Misuri) en un encuentro que marca sus diferencias la jerarquía católica.
"No es una diferencia sobre doctrina, sino sobre el gobierno de la Iglesia", dijo a EFE en entrevista telefónica Caridad Linda, de la Congregación de la Humildad de María, y quien trabaja en Guadalajara (México) y en Davenport (Iowa).
Las religiosas piden además de la ordenación sacerdotal femenina, una mayor tolerancia del Vaticano en temas como la homosexualidad, el aborto y su lucha por la justicia social.
"Nuestra visión de nuestras vidas y la visión que ellos tienen de nosotras como mano de obra, no están en el mismo planeta"
Persiguen, en definitiva, según explicó Linda a Efe, una Iglesia menos jerárquica y más participativa.
La reunión en Misuri de la Conferencia de Líderes de Congregaciones Religiosas (LCWR) -que representa a más del 80 por ciento de las más de 57 mil religiosas católicas en el país- arranca cuatro meses después de que fuesen amonestadas por el Vaticano.
Pat Farrel, presidenta de la LCWR
"Las integrantes de LCWR harán un proceso de discernimiento acerca de su respuesta al mandato del Vaticano", dijo a EFE la portavoz del grupo, Annemarie Sanders.
"El proceso permitirá que las hermanas se unan en la oración contemplativa y consideren entre ellas las respuestas posibles", agregó. "Sobre la base de tales discusiones, el grupo decidirá cuáles son los próximos pasos".
Pero la deliberación misma contraviene lo que llegó del Vaticano: un mandato.
En abril, la Congregación para la Doctrina de la Fe acusó a LCWR de "graves problemas doctrinales" y anunció que tres obispos de EEUU se encargarán de poner orden entre las religiosas.
Los encontronazos del Vaticano con la LCWR vienen de lejos: durante la visita del papa Juan Pablo II a Washington en 1979, la entonces presidente del grupo, Theresa Kane, hizo en público y frente al pontífice una reclamación que ganó titulares en todo el mundo.
"Le urjo, Santo Padre, a que tenga presente el dolor que es parte de la vida de muchas mujeres", declaró Kane, quien agregó que "la Iglesia, para ser fiel a su llamado por la dignidad de todas las personas, debe responder abriendo la posibilidad de que las mujeres estén incluidas en todos los ministerios de la Iglesia".
En otras palabras, las religiosas pedían la ordenación sacerdotal de las mujeres, que la Iglesia ha vedado durante casi toda su historia, y que el Vaticano ha rechazado en años recientes.
Más de tres décadas después del ruego de Kane, el Vaticano ha ordenado una "visita" -una especia de inspección eclesiástica- de las órdenes religiosas femeninas en EEUU, y la intervención de los obispos en la LCWR.
"En el tiempo de la Iglesia éste es un conflicto breve", comentó a EFE, Jim Fitzgerald, de la Conferencia por la Ordenación de Mujeres, quien también está en St. Louis. "Pero es un proceso muy, muy deliberado".
La "visita" la condujo el año pasado Clare Millea, la superior general de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, una estadounidense que reside en Roma.
El Vaticano describió la "visita" como una encuesta sobre las condiciones de vida y prácticas en las órdenes religiosas en EE.UU.
Se desconoce, por el momento, el informe final de la "visitadora", una falta de transparencia que, según Fitzgerald, genera insatisfacción entre las religiosas estadounidenses.
La amonestación emitida por el Vaticano en abril se refiere, también en parte, a la independencia con que viven y trabajan muchas religiosas estadounidenses, y su tolerancia en temas como la homosexualidad, el aborto y la lucha por la justicia social.
El Vaticano "nos considera una especie de mano de obra eclesiástica", comentó Sandra Schneiders, profesora en la Escuela Jesuita de Teología en Berkeley (California), refiriéndose al papel tradicional de las religiosas como enfermeras o como maestras en las escuelas católicas.
"Nuestra visión de nuestras vidas y la visión que ellos tienen de nosotras como mano de obra, no están en el mismo planeta", añadió. (RD/Efe)